El manuscrito
encontrado en la calle Brasil
En
el día de ayer y por la noche, la organización mistérica Testigos de Gardel, reunida
en el café de siempre, comenzó a divulgar el contenido del misterioso manuscrito encontrado
en la calle Brasil.
En
el transcurso del encuentro se revelaron detalles, hasta ahora desconocidos, referidos
a la vida de Carlos Gardel, y a su
presencia estelar en el reino de los cielos.
Ahora
sabemos por el Manuscrito, que Don Carlos se encuentra en Paraíso, desde su trágica muerte
en el aciago Medellín, Colombia, en 1935.
El
Manuscrito confirma, además, lo dicho por el periodista y escritor Edmundo
Guibourg en 1984: “Carlos Gardel fue asesinado por cuenta y orden de la Iglesia
Católica”.
El
documento está escrito en un amplio registro, que alterna la investigación
histórica, la exégesis tanguera, y la meditación gardeliana.
Ilumina
acerca de las principales cuestiones que
plantean la vida y la muerte de ese ser complejo
y apasionante personaje llamado Carlos Gardel
“Mis amigos me presentaban como la voz de Dios
y eso cayó muy mal en la Iglesia” escribió el cantor en su Evangelio, el cual según
promesa de la secta, se dará a conocer a la brevedad.
”Carlitos
fue muerto como Giordano Bruno; para los frailes era un hereje.
Un
cantor de quilombo, devenido por su
enorme talento en vocero celestial.
Por
eso le prendieron fuego”.
Guibourg,
en su Evangelio, nos cuenta sobre los
orígenes gardelianos y documenta la infancia del maestro.
Publicaremos
a continuación el comienzo del Evangelio de Edmundo Guibourg, que comprende el
Génesis Gardeliano: su nacimiento en Toulouse, Francia, el 11 de diciembre de
1890 y sus primer años.
Cabe
mencionar que anoche también se anunció la próxima difusión del manuscrito “El
Cristianismo y Carlos Gardel: La verdad del Anticristo” cuyo autor es el
filósofo alemán Federico Nietzsche. También se conocerá en breve el libelo
basado en Marcos , 9, 47: “Si tu ojo
te escandaliza, arráncatelo”, del célebre pianista Carlos Di Sarli.
Evangelio
de Edmundo Guibourg
(Según
el Manuscrito encontrado en la calle Brasil.)
1 Capítulo:
Versículo 1):
Carlos
Gardel en la hoguera:
“Los curas nunca quisieron a Gardel por que era
la imagen del demonio.
Y ese delirio contra el Zorzal se acentuó
cuando el tenor italiano Enrico Caruso expresó públicamente que Carlos Gardel
tenía una lágrima en la garganta.
La Iglesia católica tampoco quería al tenor,
porque el gran amigo de Caruso era el pensador esotérico armenio George
Gurdjieff, considerado un hereje de lo peor. Cuando murió el gran Caruso, en
1921, los curas se calmaron, pero de
todos modos la bronca permaneció latente.
Y en el
año 1930, cuando Gardel adquiera relevancia mundial y se consolida como el
mejor cantor del universo, los admiradores comienzan a presentar al Zorzal como
“la voz de Dios”.
Esa calificación despertó en el papado el odio
dormido, y decidieron tomar cartas en el asunto.
Fue en el Sínodo reunido en Roma en 1933, cuando
el Papa Pío Xl, analizó junto a los cardenales vida y obra de Carlitos.
¿Y por qué era diabólico Carlitos a los ojos
del papado?
El motivo principal era que el Zorzal tuvo un
vida distinta; y esa vida irritaba a los
curas. Esa existencia se inició el 11 de diciembre de 1890, cuando en Toulouse,
Francia, nació un hijo del amor, producto de una relación incestuosa entre
Berta Gardes y un pálido Ingeniero apellidado Laserre.
Al niño lo llamaron Charle Romuald.
Rechazada su madre por los prejuicios imperantes
en esa época, deben migrar a Buenos
Aires. Carlitos tenía dos años.
En Buenos Aires Doña Berta se empleó como
planchadora y su hijo se crió en la calle.
Ni siquiera la presencia de un Santo a su
lado, como Ceferino Namuncurá, compañero de coro en un colegio Salesiano, logró
redimir al díscolo Carlitos.
El niño se destacó en la escuela primaria por
blasfemo y tener, además, un notable cross de derecha.
No tenía problemas de aprendizaje, pero lo que
no conformaba a los Salesianos era la conducta del chico.
-Se lo pasa escupiendo imágenes religiosas, es
un impío, dijo un cura azorado a Berta, la madre, que había sido llamada para
que sacase al niño del colegio.
A Carlitos no le importaba nada.
Solamente era feliz en las calles de su barrio
del Abasto, rodeado de curdas, cirujas,
mendigos y delincuentes.
Al final Doña Berta se desprendió de su hijo,
que fue alojado en casa de una familia
vecina; lo de Rosa Franchini.
Al terminar el colegio primario Carlitos se
dio cuenta que tenía un don.
Los que lo escuchaban cantar lo invitaban a
comer, deslumbrados.
Cayó preso varias veces y su garganta,
entonando canciones criollas, hacía llorar al taquero, y recuperaba, siempre,
la libertad.
Detestaba a la autoridad y a todo lo que esta
representaba.
Con los
curas la relación iba del asco a la risa.
A los trece años, Carlitos, se hace muy amigo
de Luís Sanguinetti, propietario de la cantina “Chantacuatro” donde canta todas las noches por la comida.
Descubre la calidez, el aplauso y el viejo vino carlón. En la cantina conoce a
José Gambussi, el “Tarila”, y a el “Cachafaz”, los mejores bailarines de todos
los tiempos.
A los catorce años se escapa de la casa y lo
encuentran varios días después en un prostíbulo de Florencio Varela. Se hace
cantor de quilombo, traba amistad con cafiolos y pupilas. Las putas lo adoraban.
Nos conocimos con Carlitos en un comité
Conservador del barrio de Balvanera.
Nos hicimos muy amigos, los dos teníamos el
mismo origen y hablábamos en francés. La amistad se consolidó en una gira que
hicimos a Brasil. Formaba parte de compañía teatral el actor Elías Alippi.
Los tres nos hicimos inseparables.
Hay un hecho relevante que consagra a Carlitos
por su valentía pero que la Iglesia toma a mal. El 10 de diciembre de 1915, a la salida del
Palais de Glace, una patota encara a
Elías Alippi y le dice que que no pise más el lugar porque lo quieren libre de
judíos. Carlos Gardel reacciona defendiendo a su amigo. Un integrante de la
patota, de apellido Guevara, saca su revolver y apunta al corazón de Elías.
Gardel se interpone y recibe un disparo en el pecho. Se salva de milagro. Ese
es el momento que la Iglesia
le empieza a prestar atención. No puede ser que un criollo ponga el pecho por
un rusito. Algo raro pasa con ese muchacho. A partir de ahí asignan a Carlitos
un seguimiento especial que termina en lo que dije al comienzo, cuando lo
presentan como la voz de Dios.
No saben como eliminarlo y así llegamos al
Sínodo de 1933 donde el Papa Pío XI, con su secuaces, encargan al Cardenal
Pacelli que durante 1934, cuando se realice el “Congreso Eucarístico
Internacional” en Buenos Aires, tome los recaudos del caso y se encargue de
matar al Zorzal.
Éste debe morir quemado como Giordano Bruno.
La muerte de Gardel, como la de Bruno debe
tener un efecto disuasorio ante el avance de la ciencia, el sexo, y el
comunismo.
Pío XI le recalca a Pacelli que no debe
fallar. Que no pase lo de Galileo Galilei que se retractó ante el Tribunal y
después siguió cantando.
Durante el “Congreso Eucarístico”, en Buenos
Aires, Pacelli se conecta con los peores sectores de la Iglesia.
Ordena: “Carlos Gardel es el anticristo y debe
morir en la hoguera”. “No tiene moral, es hijo del amor, puso el pecho por un
judío y se presenta como la voz de Dios.”
La orden se cumple en Colombia, el 24 de Junio
de 1935.
Carlos Gardel es inmolado en Medellín.
Esa noche Roma está de fiesta. El Papa
organiza una reunión para festejar la muerte de Carlitos, pero se pasan en los
brindis y la información que tenemos los tangueros es que la reunión terminó a
los balazos.
Todos los Cardenales terminaron en cana.
En Buenos Aires el festejo fue encabezado por Monseñor
Franceschi. Participaron los miembros
más encumbrados de la Acción Católica.
El brindis de Franceschi al cerrar la velada
lo pinta de cuerpo entero, dijo: "Brindo por el final del Zorzal en la hoguera.
Ha muerto un tenorio de conventillo, pachá del
arrabal.
Las llamas purificaron el corrupto cuerpo del
cantor.
Ahora descansa en el infierno".
1 comentario:
Brillante y por demás muy gracioso relato apócrifo de nuestro más lindo morocho del abasto. Un abrazo.
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