Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A.
Trabajó en producción de programas radiales con José María Muñoz y Antonio Carrizo.
Ha publicado en el Diario “El Día” de su ciudad natal y en la Revista “Debate”.
Actualmente escribe en “Buenos Aires Tango y lo demás”, que dirigen los poetas Héctor Negro
y Eugenio Mandrini, y en “Tango Reporter” de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.
En 2007 publicó un libro de relatos “Croquis y siluetas familiares”, Editorial Vinciguerra.
Son padrinos celestiales de este sitio Fernando Pessoa, Carlos Gardel y el trompetista Rondinelli.
martes, 28 de diciembre de 2010
Nietzsche, Vidalita, y el eterno retorno
El Sr. Musante, el tanguero que volvió de la muerte, en la reunión de la Cátedra, escupió:-En el café “El Pensamiento” conocí al filósofo alemán Federico Nietzsche.
-Un hombre interesante, acotó Julio Paredes, el poeta del barrio.
-Dijo que Dios había muerto, señaló Malena.
-Más interesante todavía porque acertó, irrumpió el tordo Laferlita.
¿-Cómo que acertó? Respondió enojada Malena, la que esconde una esperanza humilde.
-El Dios malo y vengativo que sostiene el Vaticano y sus secuaces sabemos ahora que no es el verdadero. Los que estuvimos en el Paraíso, y usted vino con nosotros para los eventos del Bicentenario, sabemos que Dios es bueno y no condena a nadie, respondió el vidente Locuco.
-Malena, usted pasó de ser la inspiradora de Homero Manzi a convertirse en el personaje más reaccionario de la Cátedra. De lo nuestro lo peor, señaló Julio Paredes.
-Soy maestra normal del partido de San Martín, católica, y estoy de acuerdo con el Papa en cuanto a condenar el casamiento gay, contestó Malena.
-El Papa está en contra del matrimonio gay porque la Iglesia que usted defiende perdió el monopolio de la homosexualidad, señaló Paredes y agregó:-Queremos que el Sr. Musante nos hable de Niestzsche.
-Nietzsche comparte la mesa con Carlos Gardel, del cual es gran admirador.
También es muy amigo del Cafiolo Vidalita, unos de los protagonistas del tango “El Ciruja”.
¿-Son amigos? Preguntó incrédulo Paredes.
-Grandes amigos. Están en el café todas las tardes. Niestzsche tradujo “El ciruja” al alemán y Gardel lo canta en el simpático idioma de Don Adolfo.
Continuó el Sr. Musante:-Federico dice que el Cafiolo Vidalita es el fiel representante de la doctrina de los ciclos, conocido también como la del eterno retorno.
Vidalita es un hombre inteligente y entiende a la perfección lo que dice el filósofo. Gardel los mira divertido y a veces canta algún tanguito. Cuando “El Zorzal” se retira se constituye Jorge Luis Borges.
A Niestszche no le tiene simpatía pero se engancha con el Cafiolo porque le recuerda a los viejos guapos de Palermo.
Borges le preguntó al filósofo como había surgido la doctrina de los ciclos y Nietzsche le contestó:-Platón formuló en el “Timeo” este argumento: “si los períodos planetarios son cíclicos, también la historia universal lo será; al cabo de cada año platónico renacerán los mismos individuos y cumplirán el mismo destino. Yo soy el principal divulgador de estos argumentos que además puedo demostrar de manera algebraica”.
Además Platón expresó: “El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos los caballos”.
-Y en la moto, la carrocería es uno, agregó el Cafiolo.
Circunstancia que aprovechó Georgie para preguntar: ¿-Y usted Vidalita, qué papel juega en todo esto?
Respondió:-El presente es de todos. Nadie pierde el pasado ni el porvenir, pues a nadie pueden quitarle lo que no tiene. Quien ha mirado lo presente ha mirado todas las cosas.
Siguió el Sr. Musante:-Ahí Don Nietzsche adujo: “Yo quiero hombres que sean capaces de aguantar la inmortalidad. Si uno pretende una larga paz antes de renacer, piensa mal.
Propongo la inmortalidad como un deber, con la lucidez atroz del insomnio. El no dormir crucifica a los melancólicos, y yo padecí esa crucifixión. Tuve que buscar la salvación en el hidrato de cloral.
Es que no conocía el tango. Cuando elegí el Cielo y conocí a Gardel junto al Cafiolo mi vida o mi muerte, como más le guste, fue otra, y recuperé el sueño perdido.”
Habló el Cafiolo:-Federico me convenció que como Walt Whitman, yo debía enamorarme de mi destino. Ahora no anhelo favores sino estar acá para, en el momento oportuno, volver a la vida, y así por los siglos de los siglos.
-Y cuando vuelva a la vida que le va a pasar, pregunto Borges.
-El ciruja volverá a matarme, no se olvide que es listo para el tajo.
Interrumpió Paredes y preguntó al Sr Musante: ¿-En el Paraíso lo vio al ciruja?
-No, eligió Infierno y me han dicho que se pasa el día en la vereda de cara al sol.
¿-Y el Cafiolo cuándo regresa a la vida? Inquirió el tordo Laferlita.
El Sr. Musante contesto con seguridad:-En cualquier momento. Él sabe que su destino es repetir una historia hasta el fin de los tiempos.
Bibliografía:
Jorge Luis Borges
Historia de la eternidad
EMECÉ 1953
viernes, 17 de diciembre de 2010
Vida y muerte de Don Argentino Gigena
El Sr.Musante, en los años que estuvo muerto, frecuentó a los más grandes Jockeys del turf nacional.
Enterado de esto, Julio Paredes, poeta y burrero, le preguntó acerca de ellos.
¿-Dígame Musante, en el cielo conoció a las grandes muñecas del Hipódromo Argentino?
-Por supuesto, respondió con entusiasmo el Sr. Musante, apasionado del deporte de los reyes.
-Al primero que encontré fue a Máximo Acosta, “El Mono”.
Una tarde que entré al café “El Pensamiento” estaba sentado en la mesa de Gardel. También frecuenta el lugar Juan Carlos Contreras, el conductor de Yatasto, el mejor caballo que dio nuestro país.
Un periodista de “Mundo Argentino” consagró al equino cuando lo llamó “el Gardel de las pistas.”
Esa mesa, que se reunía los miércoles alrededor de “El Morocho”, también la integraban Antúnez , Juan Pedro Artigas, e Ireneo Leguisamo.
Gardel decía: “no hay nada más lindo que reunirse en el café con los grandes maestros, y escuchar hablar a los que saben mientras uno fasea en silencio”.
¡-Un sabio! Acotó el tordo Laferlita.
Continuó el Sr.Musante:-Una tarde se hizo presente en el café el cantor nacional Alberto Gómez, acompañado por alguien de aspecto común, con la mirada helada clavada en el piso.
Dijo Gómez: “Este señor se llama Argentino Gigena, y murió en una rodada en el Hipódromo Argentino en 1911.”
Carlos Gardel se puso de pié, se acercó a Gigena y le dio un abrazo.
-Siéntense con nosotros, ordenó “El Zorzal”.
Continuó:-Yo vi la carrera en la que usted murió. Su caballo fue encerrado en el codo; se produjo la caída con las consecuencias que todos conocemos.
-De eso quiero hablar, dijo Gómez. –Don Argentino Gigena es el primer mártir del turf Argentino.
Dirigiéndose al Morocho, Gómez continuó:-Queremos ver si a través de tu amistad con la Virgen María, ella pueda influir ante El Señor para que Gigena sea declarado Santo.
Pensá Carlitos que estamos en presencia del proto mártir del turf nacional.
Argentino Gigena está en el mismo nivel que San Esteban, el primer mártir del cristianismo.
Entonces susurró Gigena mirando fijo el canto de la mesa:-A Esteban lo acusaron de ofender a Moisés y a Jehová, y los Fariseos lo lapidaron en un barrio cambusa de Jerusalén.
Yo no ofendí a nadie. Simplemente reclamo lo que es mío.
-En la muerte de Estaban participó Paulo de Tarso, después conocido como San Pablo, señaló, erudito, Julio Paredes.
-Instigó a los que lapidaron a San Esteban pero el no participó. Se quedó cuidando la ropa de los Fariseos, acotó el vidente Locuco.
-Un sogán, respondió el tordo Laferlita. Continuó:-Cuando íbamos a jugar al fútbol a Punta Lara siempre había uno que por unas monedas te cuidaba la ropa.
-No voy a permitir que se ofenda de esa manera a un gran cristiano, dijo Malena la que esconde una esperanza humilde.
-Al único cristiano que respeto es a Cristiano Ronaldo, respondió Julio Paredes.
-Si no paran con las ofensas me retiro, subrayó Malena.
-Malena, usted estuvo en el Paraíso, y comprobó in situ de visu, que la versión de la Iglesia es falsa, retrucó el vidente Locuco.
Agregó:-Si usted sigue negando la realidad es problema suyo. Comprobamos que la verdad es la sostenida por el místico sueco Emanuel Swedenborg: “Dios no condena a nadie y escucha el tango “La Cumparsita” en su versión preferida que es la de Juan D’Arienzo, el Rey del Compás”.
-San Pablo no es tan ganso, dijo Paredes.-Piensen que es el inventor del Cristianismo.
-Un gran escritor. De su pluma nacieron los cuatro Evangelistas, filosofó el vidente Locuco.
¿-Y qué me cuenta de las trece epístolas? San Pablo es un grande de la literatura fantástica, dedujo Paredes, y continuó:-Malena, no lo tome como algo personal, pero lo suyo no se sostiene.
-Estoy orgullosa de ser católica y maestra normal.
-En el cielo conocí al escritor Ignacio de Anzoátegui, habló el Sr Musante.-Decía que Sarmiento había traído las tres plagas argentinas.
¿-Cuáles son? Preguntó el vidente Locuco.
Respondió Musante:-Gorriones, eucaliptos, y maestras normales.
Una furtiva lágrima surcó el rostro de Malena, la que esconde una esperanza humilde.
Para cambiar de tema Paredes dijo:-Gigena era tan desconsiderado que cuando estaba en una reunión con amigos se iba sin saludar.
¿-De dónde saca eso? Preguntó el Sr. Musante.
-De los versos del cantor nacional Alberto Gómez:
“Milonga que peina canas
Y está llorando de pena
Porque Argentino Gigena
Se fue sin decir adiós”.
-Es una metáfora de la muerte del pobre Gigena, dijo el Sr.Musante.
¿-Cómo sigue la historia? Preguntó el vidente Locuco.
-Carlos Gardel les aseguró al mártir de la hípica y a Don Alberto Gómez que iba a interceder ante su admirada y admiradora, la señora madre de Dios para que ésta resuelva el tema.
-Voy a hablar con mi gran amiga para plantearle el caso, aseguró el “Morocho”.
-Seguramente la virgencita me va a escuchar, y tendremos al fin un Santo nacional y burrero.
Está Ceferino, que es un amigo y fue compañero mío en la escuela primaria con los Salesianos, pero no pasó de Beato.
Además sería muy lindo que en mi Buenos Aires querido, cuando te encuentres con un habitué de los chuchos, y preguntes a quien le reza para que gane un potrillo o para que salga “el loco” o “gente negra”, conteste: “A San Argentino Gigena”.
martes, 7 de diciembre de 2010
De la amistad entre Julio Jorge Nelson y H.P.Lovecraft
Escuchado al Sr. Musante en el café:-Un personaje extraño, escritor de relatos fantásticos, se apareció un día en el café “El Pensamiento”.
Lo trajo Julio Jorge Nelson que es un hombre muy culto.
En vida Nelson cultivaba la amistad de los poetas Juan Gelman y “Paco” Urondo. Éste fue el que le puso el mote de “El señor de los tristes”.
Estábamos una noche con Gardel y otros amigos jugando al codiyo cuando apareció la “viuda” con el Sr. Lovecraft.
Dijo Nelson: “Les quiero presentar a un gran escritor que encontró en el tango sus sueños perdidos.”
Tomaron asiento y Lovecraft dijo:- Es cierto. Cuando tenía treinta años perdí la llave de la puerta de mis sueños.
¿-Lovecraft habla español? Preguntó Julio Paredes, el poeta del barrio.
-En el cielo cada uno mantiene su idioma original y se expresa en su lengua materna. Lovecraft habla en inglés, pero yo lo escucho en castellano.
¿-Cómo es eso? Preguntó intrigado el tordo Laferlitta.
-Cuando un habla el sonido sale de la boca, hace un giro de 360º y se convierte en el idioma del que escucha.
¿-Y eso se ve? Preguntó Paredes.
-A veces, contestó el Sr Musante. -Calcule que la velocidad del sonido es de 1234,8 kilómetros por hora.
-Eso sí, dijo el tordo Laferlita.
-Siga con Lovecraft, apuró Paredes.
El Sr. Musante continuó:-Lovecraft dijo: al perder la llave de mis sueños busqué consuelo en la filosofía pero el resultado fue frustrante.
Alguien me recomendó que en la música o a través de ella podía recuperar el mundo perdido. Yo vivía en Providence , al norte de Nueva York, y lo primero que hice fue escuchar Jazz. No encontré nada. Busqué en la Ópera con igual resultado.
Estaba perdido. Pero una noche por radio escuché algo desconocido que me conmovió y me di cuenta enseguida que ese era el camino. El locutor dijo que se trataba de un tango Argentino. Al otro día salí a la calle, cosa que me costó mucho porque hacía 15 años que no me asomaba a la vereda.
Las calles de Providence se habían llenado de eslavos y mulatos, por eso me recluí.
En la radio pregunté por la música irradiada la noche anterior, me dijeron que la voz que había escuchado pertenecía a un señor llamado Carlos Gardel. Conseguí un disco de pasta y el que me lo vendió me dijo que en su país lo conocían como “El Zorzal”.
Esa noche puse el disco en la Victrola y la voz de Carlos Gardel me sacó para siempre de la estupidez de la vida cotidiana, y me llevó nuevamente a las fascinantes excursiones nocturnas del mundo de los sueños. A través de “EL Zorzal” recuperé la llave y regresé al paraíso perdido de mi infancia.
Volví a escribir usando como material los sueños que provocaba la garganta de Gardel.
Dijo Musante:-En el cielo Lovecraft se hizo amigo de Edmundo Rivero.
Son muy parecidos físicamente y Rivero, que es algo parco, le da bastante bola, y el escritor pondera sus tangos.
Malena, la que esconde una esperanza humilde acotó:-Rivero no me gusta porque cantaba tangos que están fuera del cristianismo.
-No la entiendo, dijo Paredes
-Los tangos de Antonio Podestá y Marambio Catán.
-Malena, el cristianismo no es lo que usted piensa, acotó Musante para agregar:-Sus parámetros religiosos ya han sido desmentidos por Swedenborg; usted misma viajó al Paraíso con motivo del Bicentenario y vio cual es la verdad. Por qué no lee un poco a los suecos y después opina.
Habló Malena:-No leo nada. Los católicos no podemos ser cultos porque sería una herejía. Yo soy la que no oculta nada.
Replicó Musante:-En el café “El Pensamiento” le escuché decir al General Perón: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. Usted debe ocultar muchas cosas. Y esas deben ser terribles.
Contestó Malena, la que esconde una esperanza humilde:-Tengo una línea de conducta.
Harto, el Sr. Musante cortó la discusión:-Malena, usted no agarra una vaca en un baño.
Y continuó con Lovecraft:-Decía que se hizo amigo de Rivero y asegura el escritor que gracias a Edmundo ha cambiado de manera radical su manera de soñar.
Rivero canta un repertorio familiar con canciones camperas y otras referidas a la madre. El riesgo es que Lovecraft termine escribiendo como Héctor Gagliardi.
Julio Jorge Nelson dice que eso no va a suceder. Simplemente, siempre al decir de la “viuda”, las canciones camperas de Rivero son una tregua en la terrible existencia que llevo H.P.Lovecraft.
¿-Y cuál de esas canciones es la preferida del escritor? Preguntó el tordo Laferlita.
-Bonjour Mamá, contestó el Sr. Musante.