Este es el Blog de Rodolfo Jorge Rossi, nacido en la ciudad de La Plata, Argentina.

Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A.

Trabajó en producción de programas radiales con José María Muñoz y Antonio Carrizo.

Ha publicado en el Diario “El Día” de su ciudad natal y en la Revista “Debate”.

Actualmente escribe en “Buenos Aires Tango y lo demás”, que dirigen los poetas Héctor Negro
y Eugenio Mandrini, y en “Tango Reporter” de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.

En 2007 publicó un libro de relatos “Croquis y siluetas familiares”, Editorial Vinciguerra.

Son padrinos celestiales de este sitio Fernando Pessoa, Carlos Gardel y el trompetista Rondinelli.

viernes, 28 de enero de 2011

Freud en Munro

-Usted asegura que Carlos Gardel hizo terapia con Sigmund, increpó el vidente Locuco al Sr. Musante, el tanguero que volvió de la muerte.
-Así escuché en al Paraíso.
-Podemos invocarlo. Qué se constituya el viernes al atardecer en mi residencia de Munro.
-Freud es difícil que venga solo. Por qué no invoca también a Juan Fulginiti. Es su gran amigo, aclaró el Sr. Musante.
-Está bien, dijo el vidente Locuco. El viernes, a eso de la oración, los convoco en mi residencia de la calle Sargento Baigorria.
Ese día la Cátedra completa del café se dio cita en la casa del vidente Cuando se estaban acomodando se materializaron Sigmund Freud y Juan Fulginiti. Freud vestía traje negro, chalina de vicuña sobre el hombro izquierdo, lengue y zapatos de charol.
Juan Fulginiti también vestía y peinaba de negro.
-Vinimos a la tarde para visitar con Juan  la casa de Carlos Gardel en la calle Jean Jaures, dijo Freud.
-Esa modesta propiedad demuestra la humildad de un grande, exclamó Fulginiti.
Continuó Sigmund:-Me perdí la gloriosa década del cuarenta. Me hubiese gustado vivir en Buenos Aires en esos años.
Julio Paredes, el poeta del barrio acotó dirigiéndose a Freud:-Sabemos que le gusta la obra de Juan Fulginiti, acá presente, especialmente el tango “Llorando la carta”.
-Fulginiti es un Santo. Es el San Francisco de Assis del tango. Juan es la bondad.
Para comprobarlo basta analizar la letra de “Llorando la carta”.
Ese comienzo magistral que deja al oyente atónito: “Ni los meses, ni los años con sus locas fantasías, ni el placer con sus encantos donde mi alma adormecí”. Fulginiti nos remite al mejor Holderlin, antes de que el poeta alemán se volviese loco de remate, y se transformara en el Signore Scardanelli. Cuando Juan dice: “Cuantas noches cuando mi alma, melancólica y sombría.” Acá  muestra una melancolía Aristotélica, “La bilis negra” era el nombre que el Griego daba a este tipo de estado de ánimo. “Recordaba tu pasado de lujuria y de placer, no podía conformarme con pensar que al otro día, no tuvieras ni un bocado ni siquiera pa’comer”. Tomen nota que Juan, en lugar de aprovecharse del desenfreno sexual de esa mujer, se preocupa por su alimentación. Un caballero.
Hay otros versos memorables: “Y con tal que no volvieras a vender tus dulces besos, ni mirarte manoseada por la inmunda bacanal, para vos que eras mi gloria, mendigaba algunos pesos, sin pensar que a cambio de eso, vos mi ibas a pagar tan mal”. Ella no reconoce el amor de Juan y emprende el vuelo. Una noche en la que él la necesita la busca y: “Fui a tu puerta porque estaba muy enfermo y en la mala, y esa puerta la cerraste frente a mí sin compasión”. Filosofa Juan: “Quedé mudo, no podía creer que vos la compañera, por la cual en otros días hasta el nombre me empeñé, ni jugando llegarías a portarte tan ramera” Y remata como un Santo Assis: “y entre lágrimas de sangre tu desprecio perdoné”. Para terminar como paradigma de la bondad: “Y de allí que si mañana la desgracia pretendiera, tironearte pa’que caigas otra vez en el barrial, no olvides que en lo más hondo de mi vida amarga y fiera, tendrás siempre un gran amigo aunque te hayas portao tan mal”.
Continuó Segis:-Juan es el fundador de una religión donde él es Dios y Agustín Magaldi su profeta. Conocí a Magaldi a través de Juan. Cuando Agustín canta “Llorando la carta” expresa la idea de Sentimiento Oceánico que desarrolle en Viena en mi trabajo “El malestar en la cultura”. Es el sentimiento de unión con el todo.
¿-Como está Magaldi emocionalmente? Preguntó Julio Paredes, el poeta del barrio.
-Es un hombre hipersensible. Lo estoy tratando y lo voy a sacar adelante.
El problema es que Agustín vive en el espantoso mundo de los olvidados.
Alguien que en su momento eclipsó nada menos que a Gardel, y tuvo un apasionado romance con Eva Duarte.
Gardel y Evita cada día brillan más, pero Agustín quedó al margen de la historia.
Lo vamos a sacar adelante.
-Don Segis, interrumpió Paredes. ¿-Que opina de Miguel Bucino?
-Que es la contracara de Juan, porque Juan perdona, en cambio Bucino condena y mata. Su tango “Una carta”, tiene un excelente comienzo: “Lloró el malevo esa noche sobre el piso de cemento, y un gesto imponente y fiero en su cara se pintó. Tomó la pluma con rabia, mientras ahogaba un lamento,   a su madre inolvidable esta carta le escribió”. No está mal, no hay ripio.
Pero después plagia a Homero. Y repite de manera textual el momento en que Ulises se encuentra con, Anticlea, su señora madre en el mundo de los muertos. Ulises dice en griego: ¡Αμφιβάλλω σκληρή παλιά καταγγελία!
Y Bucino lo copia textual: “Vieja, una duda cruel me aqueja, y es más fuerte que la reja que me sirve de prisión”.
Literariamente todos robamos un poco, pero Bucino además de robar hace que su personaje, al salir de la cárcel, asesine a su mujer.
-No sabíamos que le gustaba el tango, dijo el tordo Laferlita.
-El tango y la literatura fantástica son mis dos pasiones. A mi me consideran un científico cuando solo soy un hombre de letras.
Inspirado en grandes personajes del tango como el ciruja o la Ritana, mi gran creación y personaje más logrado es el superyó.
No se olviden que recibí el Premio Goethe en 1930, que es un galardón literario.
¿-Lo conoce a Lacán?
-Me lo presentaron en el cielo. Un payador. Traté de leerlo pero es imposible. Creo que escribe en Rosarigasino (1).
Ahora está obsesionado con el sexo después de la muerte.
¿-Hay sexo después de la muerte? Preguntó Paredes.
-Por supuesto, pero no es lo mismo. Todo eso que uno hacía en vida para ganarle a la muerte, se realiza de otra manera cuando estás muerto para siempre.
¿-Sabía que en Buenos Aires tiene miles de seguidores y hasta una plaza pública se llama “Villa Freud”, acotó el Vidente Locuco.
-Así les va a los Argentinos, contestó Sigmund.-Nunca se dieron cuenta que lo mío es una rama de la literatura fantástica. En Buenos Aires hay gente muy capaz. Nunca entendí como me pueden tomar en serio.


(1) El rosarigasino o gasó es un idioma carcelario nacido en la ciudad de Rosario, Argentina.

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