Este es el Blog de Rodolfo Jorge Rossi, nacido en la ciudad de La Plata, Argentina.

Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A.

Trabajó en producción de programas radiales con José María Muñoz y Antonio Carrizo.

Ha publicado en el Diario “El Día” de su ciudad natal y en la Revista “Debate”.

Actualmente escribe en “Buenos Aires Tango y lo demás”, que dirigen los poetas Héctor Negro
y Eugenio Mandrini, y en “Tango Reporter” de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.

En 2007 publicó un libro de relatos “Croquis y siluetas familiares”, Editorial Vinciguerra.

Son padrinos celestiales de este sitio Fernando Pessoa, Carlos Gardel y el trompetista Rondinelli.

domingo, 3 de enero de 2010

La Tanguidad:Idea Platónica. De la Apología de Sócrates a la Apología Tanguera

Presocráticos tangueros


Una tarde, Norah Borges le hizo una confidencia a Bioy Casares: -Sabes Adolfito, los niños son anteriores al cristianismo.
El filósofo griego Platón, también era, como los niños, anterior a Cristo.
Además Platón se destacó por ser uno de los grandes protangueros.
Los llamados presocráticos y después Platón desarrollaron la teoría de las Ideas. Está dada por la división entre un mundo de cosas visibles, materiales, y otro mundo que compone las Formas de esos objetos.
Para Platón las Formas de dicho mundo son la perfección, los modelos a través de los cuales se construyen las cosas físicas, copias imperfectas de las formas.
Platón dividía la realidad en dos:
1) El mundo de los sentidos: lo que perciben nuestros sentidos, cosas que aparecen y se van.
2) El mundo de las Ideas. Solo llegamos a él a través de la razón y no de los sentidos. Las Ideas son eternas e inmutables.
Platón creía también en la existencia del alma que estaba presente en el mundo de las Ideas hasta que decidía incorporarse a un ser humano en el mundo de los sentidos.
Cuando el alma se introduce en un cuerpo se olvida de su pasado en el mundo de las Ideas. Pero mantiene, el alma, un vago recuerdo, una especie de nostalgia del otro mundo.
El alma siente: “La vergüenza de haber sido y el dolor de ya nos ser”.
Borges, en “Evaristo Carriego", escribe: “Diríase que sin atardeceres y noches de Buenos Aires no puede hacerse un tango y que en el cielo nos espera a los argentinos la idea platónica del tango, su forma universal”.
El escritor Tulio Carella, lamentablemente olvidado, en su libro “Tango mito y esencia” llama las cosas por su nombre: “El origen del tango yo lo atribuía a la tanguidad. Esto es a una Idea platónica generadora, que se vale de individuos para expresarse a otros individuos”.
Siguiendo en la línea de Borges y Carella la cátedra del café discutió durante mucho tiempo sobre cual sería la forma universal de la Idea platónica del tango. Y así como hay una Idea del caballo y en el mundo sensible están los caballos, los hombres sabios del café se preguntaban que tango representaba la Idea del tango. Cual era el tango eterno e inmutable.
Empezaron mencionando los tangos primordiales.
Prevaleció “El Entrerriano”, de Rosendo Mendizábal.
Pero grandes dudas perturbaban a los catedráticos del café.
Se consultó entonces a filósofos destacados con resultados negativos.
Aducían que era imposible responder correctamente esa pregunta.
Fue entonces que uno de los hombres sabios, Julio Paredes, el poeta del barrio, dio en la tecla.
-Estamos buscando mal, equivocamos el rumbo, la respuesta no la puede dar un filósofo sino un poeta, concluyó.
-Usted, Don Julio, es un poeta, dijo el rengo.
Paredes fue terminante:-Si el alma que nosotros llevamos dentro tiene nostalgias del mundo de las Ideas, el alma sensible de un tanguero puede orientarnos en la búsqueda del tango arquetipo, eterno e inmutable. Tenemos que hablar con Homero Expósito y Enrique Cadícamo, ordenó.
Nos dimos cita en un café para hablar con Expósito. Este, con un whisky en la mano dijo: -Claro que debe haber un tango originario, pero la respuesta la tiene Enrique Cadícamo.
Le preguntamos por qué.
-Porque es un hombre culto, conocedor de Heráclito y Parménides, y además ha estudiado a Platón.
Al final dimos con Cadícamo y le explicamos nuestra angustia.
Don Enrique, serio, dijo: "No se preocupen que yo creo tener una respuesta. Una noche compartida en el cabaret con Juan Carlos Cobián, sentimos ambos una sensación de plenitud. El alma del tango trascendía y nos llevaba a otro mundo. Juan Carlos compuso “Mi refugio”. Para él este era el arquetipo".
"Yo seguí investigando y una madrugada, con el cabaret cerrado, un impulso me llevó a escribir “Apología Tanguera”. Sentí que el mismo Sócrates me dictaba la letra. Eso fue en 1933, han pasado muchos años, y estoy cada día más seguro que esa noche la compartí con el finado Sócrates".
"Hay versos que son la voz del filósofo: "

Tango rante que tenés
el alma de un cachetazo
que vas llevando un hachazo
en la frente y lo escondés.


"Y los dos últimos versos son la despedida del griego antes de tomar la cicuta. Sócrates me dictó: "

Soy la risa y soy la muerte
vestidas de sabio griego.

"Yo escribí el final que se conoce ahora: "

Sos la risa y sos la muerte
vestidas de milonguero.


Concluyó Don Enrique: "Platón tendría que recibir, post-mortem, el premio “Alfredo Gobbi”, que otorga la Academia Nacional del Tango. Su aporte a nuestra música popular es inconmensurable".
Como colofón el maestro se llevó a los labios una copa de Cubana Sello Verde, y se hizo el silencio.


Rosita Quiroga canta Apología Tanguera:
http://www.youtube.com/watch?v=sl_JygPAniU