Este es el Blog de Rodolfo Jorge Rossi, nacido en la ciudad de La Plata, Argentina.

Cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A.

Trabajó en producción de programas radiales con José María Muñoz y Antonio Carrizo.

Ha publicado en el Diario “El Día” de su ciudad natal y en la Revista “Debate”.

Actualmente escribe en “Buenos Aires Tango y lo demás”, que dirigen los poetas Héctor Negro
y Eugenio Mandrini, y en “Tango Reporter” de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU.

En 2007 publicó un libro de relatos “Croquis y siluetas familiares”, Editorial Vinciguerra.

Son padrinos celestiales de este sitio Fernando Pessoa, Carlos Gardel y el trompetista Rondinelli.

martes, 29 de marzo de 2011

José María Muñoz, la Sinarquía y el tango




Transcurría  la tarde lentamente cuando se abrió la puerta del café y entró Julio Jorge Nelson. Una vez ubicado junto al poeta del barrio, don Julio Paredes, habló anticipándose a todos:-En el Cielo nos reunimos todas las tardes en el café “El Pensamiento” y conversamos hasta la madrugada.
La mesa está integrada por Fioravanti, José María Muñoz y Dante Panzeri.
Ahora se agregó Jorge Luis Borges porque estamos, con mi amigo Paco Urondo, investigando sobre la literatura en el fútbol.
Ésta nació cuando pregunté sobre la esencia del relato deportivo y Fioravanti contestó que la literatura del fútbol está  en el relato radiofónico.
A Borges le interesó el tema, acotó:-Yo escribí junto a Bioy Casares un cuento acerca de las transmisiones radiales y el fútbol; lo publicamos en 1967. Se titula “Esse est percipi”. Ser es ser percibido; el idealismo subjetivo del Obispo Berkeley. Surgió después de que escuché en un coche de alquiler un  partido de fútbol relatado por José María Muñoz.
Con Adolfito imaginamos una Organización Mundial dedicada a manejar la humanidad a través de las transmisiones deportivas.
El locutor es el que recibe las instrucciones del poder mundial y cuando relata un partido, que solo existe en su imaginación, transmite ideas y conductas a seguir, impartidas por esa organización ecuménica secreta.
Berkeley identifica lo físico con lo sensible. Para el Obispo no hay realidad. Solo hay contenidos de conciencia creados por el Espiritu Infinito.
Este Espíritu Infinito es un invento de la Organización Mundial, y su representante en Buenos Aires fue José María Muñoz.
Dijo Dante Panzeri:-En mi libro “Fútbol. Dinámica de lo impensado”, yo desarrollé una hipótesis: “Al fútbol actual le faltan tres cosas, dirigentes, decencia y wines”.
El ensayo cerraba exponiendo una terzina de la “Divina Comedia”:
O voi ch’avete l’intteleti sani,
miratte la dottrina che s’asconde,
Sotto il velame de il versi strani.
Si descorremos el velo que cubre las transmisiones deportivas veremos el manejo siniestro que a través de un renacido Inquisidor, llamado José María Muñoz, realiza la Organización Mundial que nos domina.
Lamentablemente la editorial censuró los versos del insigne florentino. Adujo que eran producto del delirio y el alcohol.
-Ordenemos la conversación,  dijo Fioravanti. Lo que dice Borges pertenece a la ficción. Dirigiéndose a Panzeri preguntó: ¿Piensa usted que existe una organización mundial detrás del relato?
¡-Helsinski, 1952! Interrumpió Muñoz. –Ahí comienza mi carrera como el más grande relator de todos los tiempos. Y a mi nadie me manejaba. Eso de que inventamos el partido es una falacia.
Continuó el relator de América: -Panzeri, vos sabés que el clima une a los pueblos a través de las isotermas.
¿-Qué tiene que ver? Respondió Dante.
Intervino Urondo:-Muñoz, Borges dice que usted pertenece a una tenebrosa organización mundial.
-En el cuento cambié el apellido y el relator se llama Ferrabás, acotó Borges. Un señor Savastano, que respondía a la organización, le daba las órdenes. En un momento Savastano dice: “el fútbol es un género dramático a cargo de un solo hombre en una cabina”. Hay muchas semejanzas entre Sabastano y Ferrabás con el relator de América.
-José María, a través de la velocidad y certeza de su garganta, que se adelantaba al juego propiamente dicho, creaba la mágica ilusión de que el partido era de su total invención. Eso lo llevó a creer que la realidad era obre suya, señaló Urondo con cautela.
-Yo creo que la realidad era señalada por Muñoz siguiendo precisas instrucciones, dijo Dante Panzeri.
-¿De quién? Preguntó Fioravanti.
-De un oscuro poder mundial, contestó Panzeri. El mismo poder que nos aconseja escuchar tango.
-No, Panzeri, no,  retrucó Borges. –“Esse est percipi” es un cuento, es ficción. Usted confunde las cosas. El tango es otra cosa.
El tango es un sueño soñado por los hombres, un sueño que a veces puede llegar a ser increíble. Hablo de los tangos de Arolas y de Greco que yo he visto bailar en la vereda. Y también los tangos de Osmar Maderna que pertenecen al mundo de los sueños. Pero todo es pura ficción.
-Una vez, uno me comparó con un poeta, ladró José María.
-Dijo que lo mío formaba parte del inconciente colectivo y de la poesía. Toma mate. Cuando decía “Luna llena en el estadio” o “La patria se hizo a caballo” o mi célebre “Peligro de gol”, quería que el fútbol se acerque al tango porque hay muchos tangos con temática futbolística.
-Lo que pasa es que el tango está estructurado como un lenguaje, el fútbol no, señaló con precisión Fioravanti.
-Y los tangos relacionados con el fútbol son de muy baja calidad, dijo Borges.
-¡Avisa! aulló Muñoz.-¡“El sueño del pibe” escrito por mi amigo Reinaldo Yiso es un canto a la voluntad y a la perseverancia!
-Siempre confundís las cosas, selló Fioravanti. –Como cuando el arquero Carlos Biasutto cumplió 40 años y dijiste que era un ejemplo para la juventud. Que Biasutto no envejecía porque hacía deporte. El comentarista señaló el parecido con Dorian Grey y te enojaste.
Contestó Muñoz:-¡Cómo no me voy a enojar si estaba hablando de arqueros argentinos!

sábado, 12 de marzo de 2011

Pessoa, Expósito y las poéticas del tango




Comentó el Sr.Musante, el tanguero que volvió de la muerte:-En el Paraíso conocí al escritor portugués Fernando Pessoa, un tanguero apasionado. Como lo que decía me pareció distinto a todo lo escuchado tomé la precaución de grabarlo.
Lo tenía en una vieja cinta pero un amigo lo pasó a CD.
Si quieren está a disposición de La Cátedra.
-Por supuesto. El viernes a la noche vengan a casa y oímos las palabras de Fernando, dijo el vidente Locuco.
Lo hombres sabios del café  se dieron cita en la  versallesca casona del vidente, ubicada frente a la Estación Munro, para escuchar la palabra del poeta portugués.
Una vez instalados el Sr. Musante colocó el CD en un equipo ad-hoc.
¿-Está grabado en portugués? Preguntó Locuco.
-Por supuesto, pero saben que en el Cielo todos hablamos el mismo idioma.
Cuando sale la voz se escucha un segundo en la lengua del que habla, luego la voz describe un círculo y se transforma en el idioma del que escucha. Esto a la velocidad del sonido que es de 1.234 kilómetros por segundo.
Paredes, el intelectual del barrio, miró fijo al Sr. Musante y susurró amenazante:
-Terminala Musante y apretá play, apretá.
Se escucho la tímida voz de Pessoa:
“La metafísica me ha parecido siempre una forma prolongada de locura latente. Si conociésemos la verdad la veríamos, y como no la vemos creo que la única verdad es el tango.
Siempre he opinado que la virtud estaba en conseguir lo que no se alcanza,
en estar más vivo después de muerto que cuando se está vivo.
Y resultó que era así nomás; Swedenborg tenía razón.
Cuando me tocó elegir Infierno o Paraíso llegué a este lugar porque los ángeles, que se acercaron con su chamuyo misterioso, dijeron que en el Cielo estaba Carlitos Gardel.
Siempre afirme que el destino me había otorgado dos cosas: el don de soñar y el tango, entonces me vine para acá. Lo pasamos muy bien en el Café “El Pensamiento”, que es tan luminoso como “La Brasilera” de Lisboa.
El Morocho me honra con su amistad, y me presentó a un gran poeta llamado Homero Expósito, con el cual nos vemos a diario.
Lo sorprendente de Expósito es que sus tangos parecen escritos por mí.
El me habló de “Naranjo en Flor”, y Roberto Goyeneche, que se encontraba sentado con nosotros lo cantó y quede encantado.
“Primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento”.
Continuó Pessoa: “Esto lo escribió Homero, el vate de la ciudad de Zárate.
Y si antes la soledad me desolaba y la compañía me oprimía, ese sentimiento cesó en el cielo. El aislamiento me había tallado a su imagen y semejanza y fue así durante mi pobre vida paria.
El cambio tiene que ver con la presencia estelar de Gardel y la amistad con Expósito.
A Homero le pregunté porque había escrito lo que escribió; de manera concreta los versos que cité.
Me dio una respuesta que parece escrita por mí: “no sé”.
Dije: -Lo suyo va del romanticismo al grotesco, y además es refinado.
-Me gusta que lo diga usted porque es un gran poeta, pero verdaderamente no se me ocurre cual es el motor de todo esto.
“Un día al despertar, sin fe ni maquillaje, ya lista para el viaje que desciende hasta el color final”. Recité de memoria esos versos y Homero dijo: “No están mal”.
Me preguntó por Lisboa y le conté que extrañaba los tranvías.
-¿Por qué Zárate brindó tanto a la música de tango?
-Nos preguntamos eso muchas veces con mi hermano Virgilio y Chupita Stamponi, sin llegar a conclusión alguna.
Creo que la respuesta la dio Elba Berón en la época que cantaba en la orquesta de Aníbal Troilo: “un milagro”.
Sin embargo recibí serios cuestionamientos de amigos que decían, de buena fe, que mi poesía era de neto corte individualista, que debía acentuar la cuestión social para que se notara un verdadero compromiso.
Contesté que mi único compromiso era con el alcohol.
Dijo Pessoa:-Escribí un poema sobre el tema: Ayer el predicador de verdades suyas habló otra vez conmigo. Habló del sufrimiento de las clases que trabajan (no de las personas que sufren, que son al final quienes sufren).
Continuó Pessoa:-es que nadie se da cuenta sobre qué es lo que pasa. Traté de echar luz sobre el tema: Cuando venga la primavera si yo ya estuviese muerto, las flores florecerán del mismo modo. La realidad no me necesita.
Siempre sentí una alegría enorme al pensar que mi muerte no tenía importancia alguna, concluyó.
Me pasó lo mismo con Sexto piso: Que andarás con los sueños a destajo como todos río abajo por la vida que se va. Estaba cansado de esperar.
Escribí: Que triste palidez tienen tus luces. Tus letreros sueñan cruces. Tus afiches carcajadas de cartón.
Pessoa acotó: “Son versos de una rara belleza. Siempre dije que Homero Expósito era el hombre moderno, pero más completo que el hombre moderno. Leí que también lo acusaban de no salir de sí mismo; de trabajar demasiado el tema del suicidio.
Si bien estoy seguro de que el creador del espejo envenenó el alma humana, a usted no le corresponde la acusación de egoísta, y además entendió que un suicida es la humanidad entera.”
Continuó Pessoa: “Siempre dije que conformarse es someterse y vencer es conformarse, ser vencido. Vence solo quien nunca lo consigue. Solo es fuerte quien se desanima siempre”.
Para concluir: “La vida es una milonga”.

Fuente:
Fernando Pessoa
Obra Poética
Ediciones 29
Barcelona
1981