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martes, 21 de septiembre de 2010

Rondinelli cuenta su verdad


De nuevo en el Paraíso, en el café “El Pensamiento”, los integrantes de la Cátedra estaban sentados frente al trompetista Rondinelli.
-En mi Buenos Aires querido nadie se acuerda de mí, dijo con indiferencia el famoso “Rondi”.
-Por eso nos constituimos por acá. Mi nombre es Julio Paredes, y junto a la señora Malena Verdadera estamos trabajando para el relanzamiento de la revista “El alma que canta”.
Continuó el poeta del barrio:-Queremos que nos cuente el éxito notable de la famosa Jazz-Característica: “Varela, Varelita.”
-Eran dos hermanos, Oscar y René Varela, nacidos en Parque Patricios.
Comenzaron con el padre cantando temas españoles, pero en 1941 Luís Sandrini los convocó como teloneros de su programa “Felipe”, que se emitía por radio El Mundo. Ahí me llamaron y me incorporé pasando a llamarse el conjunto “Varela, Varelita y el trompetista Rondinelli”.
Eso nos dio gran popularidad y empezamos a trabajar a destajo.
Bailes los viernes y sábados durante años.
¿-Tuvo una buena relación con Sandrini? Preguntó Malena, la que esconde una esperanza humilde.-Porque del actor se comenta que no era un hombre fácil.
¿-Le parece señora? Contestó Rondinelli. –Porque Sandrini no tenía enemigos, solamente lo odiaban los amigos.
Lo mismo puedo decir de los hermanos Varela. Estuve muchos años con ellos y la gente me seguía a mí. Eso los irritaba hasta el insulto.
Además, un día en la revista que ustedes van a relanzar, salió un comentario exacto. Decía que la magia del conjunto estaba cifrada en su nombre, y que el único con valor artístico era yo.
La historia me dio la razón.
A eso se agregó que en la década de 1950 vino Louis Armstrong a Buenos y pidió conocerme. Toqué frente a él y prolongó su estadía para tomar clases conmigo. Eso a los hermanos Varela los hacía caminar por las paredes, e inclusive René Varela hasta el pelo de las manos de cabrero se arrancó.
El monólogo de Rondinelli fue interrumpido por la llegada de Louis Armstrong y Dizzy Gillespi. Ambos se sentaron a la mesa y pidieron whisky.
Paredes preguntó: ¿-Saben hablar español?
-No es necesario, comento Dizzy.-Este es otro mundo y si nosotros hablamos en inglés usted nos escucha en español. El único que nos escucha en nuestro idioma original es Dios.
Dijo Paredes dirigiéndose a Armstrong:-Con la señora le estamos haciendo una nota periodística a Rondinelli, y nos contaba que usted cuando estuvo en Buenos Aires tomó clases con él.
-Y al volver a Estados Unidos lo recomendé.
Siguió Dizzi:-Cuando fui a la Argentina por primera vez lo llamé y terminamos grabando “Vida mía”, con Osvaldo Fresedo y Rondinelli.
Miles Davis estuvo de incógnito en Buenos Aires para conocer al gran trompetista de las pampas, y concurrió a un concierto en vivo en el club “Estrella de Berisso”. Lo confundieron con un caboverdiano.
Miles llegó a la conclusión de que Rondinelli era el mejor trompetista de todos los tiempos.
-Sin embargo, como le pasó a Magaldi, en la Reina del Plata no se acuerdan de usted, acotó Paredes.
-Eso es obra de los hermanos Varela, contestó Rondinelli.
-Me hicieron mucho daño inventando historias falsas sobre mi persona.
-Porque no se defendió de ellos, dijo Malena, le que esconde una esperanza humilde.
-Porque todavía no se conoce la forma de decirles adiós a los policías.
Por suerte por acá no aparecieron.
Habló Tapia:-Quiere decir algo como colofón y cerramos la nota.
-Si, dijo Rondinelli. -En el cielo, y con un Dios que no condena a nadie encontré la paz. Ahora me dedico solamente a disfrutar de mis amigos que me acompañan ,y tocar con ellos.
A pesar del éxito en vida no encontraba mi lugar y está acá, con poetas y tangueros.
Y lo mas lindo es que el Paraíso es para siempre.