Ángel Santos Carreño. El "Píncipe Cubano"
Una tarde en que el calor apretaba se reunió el Comité Central de la Cátedra del Café.
Era intención del mismo, a través de su presidente Don Julio Paredes, informar acerca de la última investigación realizada.
Se trataba de la muy particular existencia de Ángel Santos Carreño, conocido como en el mundo del tango como el “Príncipe Cubano”.
Don Julio Paredes se dirigió al numeroso público y expresó: -El Comité Central ha realizado un estudio sobre ciertos hechos de nuestra vida cultural que permanecían en la oscuridad. Con esta investigación pretendemos esclarecer de manera definitiva algunos mitos nacionales.
A continuación daré lectura al informe que se complementa con un manuscrito del propio Carreño.
Comenzó: “Ángel Santos Carreño, conocido artísticamente como el “Príncipe Cubano”, era argentino y más criollo que el mate amargo. Había nacido en Marzo de 1880.
El apodo se lo puso Madame Ritana, dueña de la boite Chantecler, ubicada en Paraná 440.
Esto fue en el año 1924 y Carreño era presentador de orquestas.
Un hombre muy querido por su cordialidad e ingenio.
Él lo bautizó a Juan D’Arienzo como “El rey del compás”, y además compuso varios tangos elegantes.
Pero lo que nos interesa del llamado “Príncipe Cubano” es su verdadero origen.
Todos ustedes conocen la vida del gaucho Martín Fierro.
Un antepasado de Carreño fue protagonista de una historia muy conocida con el famoso Fierro.
Este episodio merece su fama por el horror que despierta la conducta criminal del célebre gaucho matrero.
Carreño era sobrino nieto del negro que Martín Fierro provocó, para después asesinar en un baile de mala muerte.”
Don Julio Paredes aclaró: -Al comenzar comenté que leería un manuscrito escrito por el propio Carreño, cosa que haré a continuación:
“Martín Fierro mató sin causa alguna a mi tío Gervasio Carreño.
Lo asesinó solamente porque era negro.
Tío Gervasio quería divertirse y concurrió con su mujer, negra también, a un baile en una pulpería de Lobos.
Primero Fierro se metió con mi tía:
Una tarde en que el calor apretaba se reunió el Comité Central de la Cátedra del Café.
Era intención del mismo, a través de su presidente Don Julio Paredes, informar acerca de la última investigación realizada.
Se trataba de la muy particular existencia de Ángel Santos Carreño, conocido como en el mundo del tango como el “Príncipe Cubano”.
Don Julio Paredes se dirigió al numeroso público y expresó: -El Comité Central ha realizado un estudio sobre ciertos hechos de nuestra vida cultural que permanecían en la oscuridad. Con esta investigación pretendemos esclarecer de manera definitiva algunos mitos nacionales.
A continuación daré lectura al informe que se complementa con un manuscrito del propio Carreño.
Comenzó: “Ángel Santos Carreño, conocido artísticamente como el “Príncipe Cubano”, era argentino y más criollo que el mate amargo. Había nacido en Marzo de 1880.
El apodo se lo puso Madame Ritana, dueña de la boite Chantecler, ubicada en Paraná 440.
Esto fue en el año 1924 y Carreño era presentador de orquestas.
Un hombre muy querido por su cordialidad e ingenio.
Él lo bautizó a Juan D’Arienzo como “El rey del compás”, y además compuso varios tangos elegantes.
Pero lo que nos interesa del llamado “Príncipe Cubano” es su verdadero origen.
Todos ustedes conocen la vida del gaucho Martín Fierro.
Un antepasado de Carreño fue protagonista de una historia muy conocida con el famoso Fierro.
Este episodio merece su fama por el horror que despierta la conducta criminal del célebre gaucho matrero.
Carreño era sobrino nieto del negro que Martín Fierro provocó, para después asesinar en un baile de mala muerte.”
Don Julio Paredes aclaró: -Al comenzar comenté que leería un manuscrito escrito por el propio Carreño, cosa que haré a continuación:
“Martín Fierro mató sin causa alguna a mi tío Gervasio Carreño.
Lo asesinó solamente porque era negro.
Tío Gervasio quería divertirse y concurrió con su mujer, negra también, a un baile en una pulpería de Lobos.
Primero Fierro se metió con mi tía:
“Vaca yendo gente al baile”, le dijo.
Mi tía le contestó:
“Más vaca será tu madre”
Detrás de ella entró tío Gervasio y escuchó de boca de Fierro:
Detrás de ella entró tío Gervasio y escuchó de boca de Fierro:
“A los blancos hizo Dios,
A los mulatos San Pedro
A los negro hizo el diablo
Para tizón del infierno”.
-Gaucho rotoso, contestó tío y se le fue al humo.
Pero Fierro con el cuchillo lo alzó y cuando lo supo muerto lo arrojó contra una pared.
Mi tía empezó a gritar y el asesino le quiso pegar pero la gente intervino recriminando a Fierro y este huyó.
Gervasio tenía nueve hermanos, uno de ellos era mi abuelo Rosendo.
Estos hicieron un juramento; vengarse matando a Fierro.
Pero Martín con su gran amigo Cruz se fue a vivir con los indios pampas y no se supo nada de él durante años. Es más, mis tíos lo dieron por muerto.
Pero todo llega. Un día un amigo del Tata Rosendo le avisó que había un cantor en una pulpería cercana que podía ser el gaucho Fierro. Tatita lo fue a buscar, lo ubicó y ahí nomás lo desafió con la guitarra.
Esa era la excusa. Lo que Tatita quería era matar a Fierro. El criminal estaba con dos de sus hijos y otro sujeto llamado “Picardía”, que dijo ser hijo de Cruz.
Abuelo Rosendo se presentó como “El Moreno” y empezó la payada.
Arrancó Fierro y dijo cosas lindas:
A los mulatos San Pedro
A los negro hizo el diablo
Para tizón del infierno”.
-Gaucho rotoso, contestó tío y se le fue al humo.
Pero Fierro con el cuchillo lo alzó y cuando lo supo muerto lo arrojó contra una pared.
Mi tía empezó a gritar y el asesino le quiso pegar pero la gente intervino recriminando a Fierro y este huyó.
Gervasio tenía nueve hermanos, uno de ellos era mi abuelo Rosendo.
Estos hicieron un juramento; vengarse matando a Fierro.
Pero Martín con su gran amigo Cruz se fue a vivir con los indios pampas y no se supo nada de él durante años. Es más, mis tíos lo dieron por muerto.
Pero todo llega. Un día un amigo del Tata Rosendo le avisó que había un cantor en una pulpería cercana que podía ser el gaucho Fierro. Tatita lo fue a buscar, lo ubicó y ahí nomás lo desafió con la guitarra.
Esa era la excusa. Lo que Tatita quería era matar a Fierro. El criminal estaba con dos de sus hijos y otro sujeto llamado “Picardía”, que dijo ser hijo de Cruz.
Abuelo Rosendo se presentó como “El Moreno” y empezó la payada.
Arrancó Fierro y dijo cosas lindas:
“Y seguiremos si gusta
Hasta que se vaya el día.
Era la costumbre mía
Cantar las noches enteras.
Había entonces, dondequiera
Cantores de fantasía”.
Pero Tatita no se quedaba atrás:
Hasta que se vaya el día.
Era la costumbre mía
Cantar las noches enteras.
Había entonces, dondequiera
Cantores de fantasía”.
Pero Tatita no se quedaba atrás:
“A las sombras solo el sol
Las penetra y las impone.
En distintas direcciones,
se oyen rumores inciertos:
Son almas de los que han muerto,
que nos piden oraciones.”
De improviso Martín se supo perdido al darse cuenta quien era el contrincante. Inclusive quiso atenuar la cosa y cambió la palabra “negro” por “Hombre de humilde color”. Arrugó, como quien dice.
Terminada la payada el Tata Rosendo lo convidó a pelear.
Algunos dicen que Fierro se dejó matar. Eso no es cierto. Peleó como una fiera pero el Tata lo ensartó de la misma manera que había muerto su hermano. Lo levantó con el puñal y se los tiró a los hijos que estaban presentes.
Después limpió el cuchillo en los pastos y se fue silbando bajito.
Cuentan que los hijos de Fierro vinieron a Buenos Aires y se juntaron con los primeros orilleros. A uno de ellos, bastante mayor de edad, llegué a verlo bailando tango en la vereda con otro hombre.
Esto que cuento es lo que pasó.
Años después, cuando me había convertido en el famoso “Príncipe Cubano”, concurrían al “Chantecler” calaveras, bohemios y escritores.
Una noche un cegato que frecuentaba el cabaret, me contó la historia de la negritud en el Río de la Plata.
Dijo: -Nunca hubo mucho negro por acá porque era un artículo suntuario.
No los traían para levantar cosechas si no como sirvientes. Fueron usados como carne de cañón en la guerra de la independencia en el batallón de “Pardos y Morenos”. Y casi nos quedamos sin negros. En la actualidad se sorprenden porque hay tantos en Uruguay. La razón es simple. Brasil abolió la esclavitud en 1888, cuando por acá hacía años que eran libres. Negros de Río Grande, de Porto Alegre robaban un caballo y pasaban a Uruguay donde dejaban de ser esclavos.
Concluyó: -O sea que los negros de Montevideo son brasileños. Dicen que son orientales para darse corte.
Me gustó la historia y entonces le conté la de tatita.
Preguntó si la podía escribir como propia.
-Por supuesto, contesté, se la regalo.
Las penetra y las impone.
En distintas direcciones,
se oyen rumores inciertos:
Son almas de los que han muerto,
que nos piden oraciones.”
De improviso Martín se supo perdido al darse cuenta quien era el contrincante. Inclusive quiso atenuar la cosa y cambió la palabra “negro” por “Hombre de humilde color”. Arrugó, como quien dice.
Terminada la payada el Tata Rosendo lo convidó a pelear.
Algunos dicen que Fierro se dejó matar. Eso no es cierto. Peleó como una fiera pero el Tata lo ensartó de la misma manera que había muerto su hermano. Lo levantó con el puñal y se los tiró a los hijos que estaban presentes.
Después limpió el cuchillo en los pastos y se fue silbando bajito.
Cuentan que los hijos de Fierro vinieron a Buenos Aires y se juntaron con los primeros orilleros. A uno de ellos, bastante mayor de edad, llegué a verlo bailando tango en la vereda con otro hombre.
Esto que cuento es lo que pasó.
Años después, cuando me había convertido en el famoso “Príncipe Cubano”, concurrían al “Chantecler” calaveras, bohemios y escritores.
Una noche un cegato que frecuentaba el cabaret, me contó la historia de la negritud en el Río de la Plata.
Dijo: -Nunca hubo mucho negro por acá porque era un artículo suntuario.
No los traían para levantar cosechas si no como sirvientes. Fueron usados como carne de cañón en la guerra de la independencia en el batallón de “Pardos y Morenos”. Y casi nos quedamos sin negros. En la actualidad se sorprenden porque hay tantos en Uruguay. La razón es simple. Brasil abolió la esclavitud en 1888, cuando por acá hacía años que eran libres. Negros de Río Grande, de Porto Alegre robaban un caballo y pasaban a Uruguay donde dejaban de ser esclavos.
Concluyó: -O sea que los negros de Montevideo son brasileños. Dicen que son orientales para darse corte.
Me gustó la historia y entonces le conté la de tatita.
Preguntó si la podía escribir como propia.
-Por supuesto, contesté, se la regalo.